Publicado originalmente por el colectivo La Peste en enero 2015, este texto fue recuperado de La Haine.
I
El conflicto entre el Estado chileno y el Pueblo Mapuche nace con la propia formación e imposición del Estado. Y se agudiza con el establecimiento de asentamientos fuertemente militarizados en el territorio del Pueblo Mapuche: el Wallmapu. Estos asentamientos trajeron consigo la imposición de la cultura occidental a través de sangre y fuego, exterminando a los habitantes autóctonos de la zona.
Desde los años 90 a la actualidad, la lucha del Pueblo Mapuche ha ido buscando diversas formas de combatir al Estado y el capitalismo. La miseria, el hambre, la injusticia y la desigualdad económica en las zonas al sur de Chile han hecho notar que el enemigo no es solo el Estado/nación, sino que también es el sistema capitalista en el cual habitamos. Son justamente, estos puntos los que iremos desarrollando a lo largo de este texto, con el fin de responder a nuestra inquietud: ¿Cómo anarquistas apoyamos la lucha del Pueblo Mapuche?
Nosotrxs afirmamos que sí, apoyamos esta lucha. En primer lugar, debido a que nuestros enemigxs son los mismos. En la actualidad, varias comunidades mapuches han identificado como su principal enemigo al capitalismo y sus instituciones dando cuenta de cómo sus lógicas llevan al mundo al colapso. Si bien nosotrxs no poseemos la misma cultura ni cosmovisión de mundo y tenemos ciertas aprehensiones con sus formas organizativas, compartimos la misma necesidad de soberanía y autodeterminación. Por lo que, nos identificamos con la búsqueda del control tanto de nuestras vidas como de nuestros territorios
Para ser más claros, el Pueblo Mapuche ha notado, al igual que el pensamiento ácrata, la relación directa que tiene para el despliegue del capitalismo el surgimiento del Estado moderno. No hay que olvidar que la consolidación de los Estado/nación latinoamericanos estuvo de la mano de sangrientas guerras en contra de los territorios indígenas que lograron mantener autonomía en el periodo colonial, como por ejemplo el Wallmapu.
La estrategia mapuche tiene directa relación con la autodefensa -o resistencia-, una lucha por recuperar y defender sus tierras, tierras que pertenecieron a su pueblo ancestralmente. El ataque a las empresas forestales en la Araucanía tiene que ver directamente con el rechazo a la explotación descarnada de la tierra por parte del empresario. Esta explotación se ve graficada en la introducción de especies foráneas, como el Eucaliptus y el Pino [i] y el monocultivo detrás de su plantación, lo cual trae consigo nefastas consecuencias para el ecosistema del Wallmapu. A su vez, el Estado chileno subvenciona a las empresas forestales por la plantación de estos árboles confundiendo la restauración de bosque nativo con la explotación de la tierra [ii] . En efecto, la industria forestal es una de las industrias más importantes dentro de la zona, sin embargo, es una de las más dañinas en el Wallmapu. Detrás de esto se encuentran las causas de la marginación y pobreza del pueblo mapuche, quienes por culpa de éstas empresas se han visto desplazados de sus tierras ancestrales y obligados a ubicarse en otros sectores menos productivos.
Por otra parte, el rol que toma el Estado dentro de este conflicto tiene directa tiene que ver con su propia naturaleza. El Estado busca el control y la administración de nuestras vidas, para proporcionarnos una “libertad” de sumisión y obediencia [iii] , estableciendo un marco jurídico-legal que delimita un territorio en el que reclama tener el monopolio de la violencia. Es decir, cualquier individuo, colectivo y/o comunidad que se resista a su orden se transforma en un/a enemigx y el Estado buscará anularlo por medio de represión y su legalidad irracional. El Pueblo Mapuche se ha dado cuenta que el capitalismo -y su Estado-nación- imponen un sistema que los margina e impone las lógicas mercantiles, rompiendo con sus tradiciones ancestrales -y lo que es más grave aún su propia autonomía. De ahí que entre mapuches y ácratas se pueden vislumbrar convergencias que pasaremos a desarrollar a continuación.
II
Como revolucionarixs –anarquistas- debemos apoyar toda lucha autónoma contra las instituciones fechitizadas del neoliberalismo actual. Así también como emprender una lucha de estudios e información crítica, que siga el legado de otros, y que muestre cual es la esencia del capitalismo como sistema mundo. Es decir, el robo descarado de nuestras vidas. Hay que ser claros en definir que lxs ácratas creemos en la acción directa del pueblo para la formación de su propia historia. Una historia con letra chica, que se crea desde abajo y en la obra permanente de seres imperfectos y equívocos. En su camino constante hacia la auto-administración comunitaria de nuestra producción social. Ya no del Estado, ya no de burócratas, ya no de parásitos e inmorales empresarios acumuladores, sino de nosotrxs como comunidad, todos juntos, en comunismo libertario.
Como anarquistas creemos en la creación social de instituciones que den sustento, continuidad y coherencia a la democracia radical, es decir, a la participación de todxs en el establecimiento de un nomos –o reglas propias como sociedad. [iv] Esto se da claro bajo el principio de la libertad de los desiguales, es decir, en el encuentro de los diferentes para la creación de la libertad, con respeto y tolerancia de nuestras diferencias y visiones de mundo.
En este marco, la coherencia de nuestra organización anticapitalista a futuro se dará por el reconocimiento de nuestra condición de explotados. Ya que todos los vivimos (que se nos obliga) bajo las lógicas productivistas capitalistas y de su organización del espacio, sufrimos a diario el desarraigo a la tierra, de la naturaleza creada y sostenida en equilibrio mediante uso de la técnica, en función del robo y acaparamiento del plusvalor. Somos todxs víctimas del simulacro de libertad que se da en el mercado neoliberal y su fiesta democrática. Cuando en realidad se trata de la usurpación violenta de nuestro tiempo creativo y de nuestra fuerza de trabajo — El sometimiento del valor de uso al valor de cambio en todos los niveles de nuestra vida.
El Estado, como bien sabemos está al servicio de las oligarquías internacionales y nacionales y la planificación se da en función de los intereses egoístas de los administradores y acumuladores. El pueblo mapuche sufre tanto o más que nosotrxs este proceso, del cual también ellos saben reconocerse. El Wallmapu las contradicciones son más evidentes por que lucha es por el arraigo a nuestra tierra, a la ecología, a la economía ética.
El capitalismo histórico es un sistema mundo organizado jerárquicamente a nivel mundial, que busca incesantemente la acumulación y la distribución desigual de los recursos. La democracia liberal burguesa y su expresión concreta, que es el sistema competitivo de partidos, amparan no solo normativamente este fenómeno al estar directamente conectado con los intereses de acumulación de los sectores dominantes del primer y tercer mundo. Es en este camino unidimensional y reduccionista -de la complejidad del equilibrio ambiental del cual dependemos para nuestra sobrevivencia-, que el pueblo mapuche se vio obligado a luchar desde tiempos muy remotos por su tierra y sobrevivencia cultural. Su lucha ancestral, en este sentido, representa la resistencia –como pellin, siempre latente — contra la hegemonía y la dominación de este sistema jerárquico de mercado mundial.
El capitalismo no solo somete a quienes se les integro en una cultura nacionalista creada por los intereses de los mismos imperialistas que repartieron el mundo desde antaño. Las naciones “liberadas” del colonialismo y en proceso independencia, aunque sean procesos multicausales, en donde convergieron un montón de movimientos y rebeliones de distinta índole (burguesas y populares) no eran justamente patrias en formación en las cuales estaban representadas los desposeídos de siempre, sino todo lo contrario.
Creemos que mientras nosotrxs seamos capaces de comprender que las luchas no son solo por la formación de una identidad total antagónica (arraigada en las contradicciones económicas del sistema capitalista –contradicción capital/trabajo) que podría ser nuevamente el pueblo trabajador, o el proletariado urbano/industrial, etc. Sino que por el encuentro necesario de una constelación de luchas, las que muchas veces desbordan el lenguaje por el cual entienden el conflicto al cual se les obliga entrar. La convergencia se da en tanto comprendamos que la formación de esta coordinación anticapitalista no solo debe entender el conflicto en términos de su propio lenguaje (del capitalista), sino que la coherencia se debe construir con la integración de muchas perspectivas que se ven amenazadas en sus posibilidades de integración, es decir, de su vida solidaria y autónoma en un mundo global. Esto por supuesto esta mediado por el éxito que tengan nuestras capacidades altruistas y solidarias de comprendernos como partes sometidas a un sistema que oscurece y limita siempre las posibilidades que genera de progresar. Porque la producción de nuestra vida social no la generan por si solas ni la tecnología (ni las maquinas ni la virtualidad), ni el consecuente desarrollo de las fuerzas productivas en abstracto, sino hombres de carne y hueso, unos decidiendo y otros obedeciendo.
En fin, nosotrxs como anarquistas, apoyamos la lucha del Pueblo Mapuche, porque nuestros enemigos son los mismos. Y ahí estaremos, siempre que nos necesiten: con nuestra presencia, con la difusión de propagandas y comunicados y con todo lo que sea necesario para dañar a nuestrxs enemigxs y resistir a sus ataques. Por nuestra libertad y autonomía. Como compañerxs, no como guías ni especialistas. Las recetas no las tenemos. Apostamos a que la solidaridad es necesaria para la lucha contra la totalidad que es el capitalismo mundial. La multitud de luchas en convergencia es una fuerza inagotable, que no podrán parar. Los procesos ya fueron iniciados y es responsabilidad nuestra hacer de esta, nuestra historia.
Nuestra convergencia y unión es nuestra resistencia y nuestro ataque.
[i] Estos árboles requieren un gran consumo de agua secando ríos. A su vez, que el monocultivo y el uso indiscriminado del suelo (sin darle descanso a éste) genera erosión y contaminación del agua, volviendo improductiva la tierra para tareas agrícolas.
[ii] “ El Decreto de Ley 701 estableció un subsidio de un 75% de lo invertido en plantaciones forestales, se abrieron créditos especiales y exenciones tributarias (liberación de impuestos), gran cantidad de suelo pasó a ser decretado de uso preferentemente forestal, viéndose sus dueños obligados a plantar y reforestar, más aun se estableció sanción a quienes invirtieran estos dineros en agricultura o ganadería. La actividad forestal pasó a ser considerada una actividad social muy lucrativa.” En: www.resumen.cl/index.php?option=com_content&view=article&id=5805:ley-de-fomento-forestal-ano-decisivo-para-la-agricultura-chilena&catid=16:ecologia&Itemid=60
[iii] Weber indica que el Estado es una relación de dominación de hombres sobre hombres por medio de una violencia legitimada socialmente. El político y el científico. Alianza Editorial, 2003. p. 84
[iv] Las herramientas favoritas del anarquismo siempre serán la autogestión, la autonomía (acción separada de la esfera política liberal, sistema de partidos etc.), el apoyo mutuo, la acción solidaria (de cada quien según su capacidad, a cada uno según su necesidad) y son estás las ideas que compartimos.