Nota de le autore: En este artículo ustedes encontrará muy pocas referencias a lo que se llama la “teoría bisexual” que se produce en las universidades. La intención no es de eliminar el trabajo que hicieron algunes bisexuales (la mayoría mujeres) par teorizar la bisexualidad, pero de intentar mi mismx empezar por “zero”.
¿Porque la bisexualidad no fue considerada seriamente por los estudios de las sexualidades y los estudios queer? ¿Porque son los todavía los Reportes Kinsey (que seguramente fueron escritos bajo la influencia de la bisexualidad del propio Kinsey) una fundación central de la teoría bi?
La bisexualidad fue invisibilizada por una serie de supuestos (por ejemplo la idea que la bisexualidad sólo es una fase) así como algunas estrategias que han desplegado históricamente los movimientos gais y lesbianos. De hecho, cabe preguntarse porque la pederastia griega¹ término ser identificada con la estética de la homosexualidad masculina cuando, en realidad, coincide con practicas non-monosexuales. Podemos resumir nuestras preguntas así: porque nadie se pregunto “How to do the History of Bisexuality”²?
Si queremos tomar en serio la bisexualidad, tenemos que definir los aspectos que la son especificas, que hacen de ella una identidad sexual única.
Un aspecto sorprendente es el posicionamiento dual de la bisexualidad, que es al mismo tiempo:
- una partida integrante de las comunidades LGBTQ+. Les bisexuales han sido implicades en las luchas queer. No fueron Donaldson y Martha Shelley un@s de l@s actores importantes del Gay Lib?
- pero también es marginado dentro de esas mismas comunidades.
Este posicionamiento interior/exterior, dentro/fuera, no es exactamente específico a la bisexualidad, les persones trans y/o que no se conforman a las normas de género estuvieran y todavía están también figuras importantes del activismo queer y identidades extremamente marginadas. Sin embargo, la diferencia tiene en cuenta que la bisexualidad es marginada como identidad sexual y no como identidad de género. La ambivalencia de esas experiencias pueden hacer aparecer consciencias igualmente ambivalentes³, que a su vez puede producir una comprensión de la (mono)sexualidad, pero también, por ejemplo, una crítica de concepción usual del Armario (¿que es el Armario par persones bi* que tienen una relación con una pareja de otro género y que se conforme a las normas de género?)
Numeroses teoricianes han defendido, desde hace mucho tiempo, las “teorías de punto de vista” (standpoint theories)⁴. En su análisis de la recepción del VIH en las comunidades lesbianas en vacaciones en Eressos, Grecia, Sam Bourcier defiende el principio de una investigación comunitaria de la siguiente manera⁵:
“La recolección de datos sexográficos sobre los comportamientos y las representaciones sexuales no es ni una observación ni un enfoque “objetivo”. No se trata de observación porque es muy difícil observar literalmente las escenas o prácticas sexuales. Esto es aún más cierto para las lesbianas que no tienen sexo en público (o al menos muy raramente) y que no frecuentan, como los hombres gays o los hombres y mujeres heterosexuales, lugares públicos o semipúblicos con un propósito sexual (saunas, baños, clubes de sexo o parques). Si la observación debe tener alguna relación con ser objetiva en el sentido clásico del término, es decir, promover el ojo racional occidental — mirar en lugar de actuar o participar en la interacción — si observar significa objetivar (científicamente) un grupo o muestra, no creo que este enfoque sea útil para una mejor comprensión de la sexualidad lésbica, es decir, del comportamiento sexual, pero también y quizás especialmente de cómo piensan las lesbianas sobre el sexo/pensar en la sexualidad.” ⁶
Como lo dice Bourcier, las lesbianas que él entrevistó no le hubieran respondido de la misma manera si él no hubiera ido allí como lesbiana, participando a las mismas actividades que ellas, y siendo afectado por esas mismas preguntas.
Este tipo de producción de saberes situados es importante para comprender el valor epistemológico del punto de visto Bi. Si les bisexueles pueden desarrollar una consciencia multinivel⁷, permitiendo les por así decirlo de navegar a través de relaciones del mismo sexo/género (¿y comunidades?) y de sexos/géneros diferentes — incluso experiencias que impliquen un cierto passing-heterosexual, o algunas formas de marginalidades añadidas a las relaciones con parejas que no se conforman a las normas de género, esa consciencia no puede ser descartada tan fácilmente.
Entonces, un compromiso crítico con este punto de vista, así que todas las otras teorías situadas podría permitir desarrollar una comprensión más diversa de las prácticas y scripts sexuales, así que des los códigos
culturales.
Obviamente, una defensa de un punto de vista epistémico que toma como punto de partida una identidad bastante abstracta oculta la diversidad de las experiencias bis. Además, hasta ahora la argumentación, aunque se inspira de múltiples tradiciones de pensamiento que no tienen esa deficiencia, podría ser entendida come un análisis que ignora todo de los efectos de los géneros y de las razas (y también de las discapacidades y de la clase). Por lo tanto, quiero apoyar que la diversidad de las experiencias bi solo pueden reforzar el valor del punto de vista bi (¿o quizás es mejor decir los puntos de vista bis?). Añadiéndose lo un compromiso profundo con una intersectionalidad radical solo puede consolidar el esfuerzo crítico que constituye el punto de visto bi, sino también de permitir cruzar las fronteras de identidades esencialistas y construir solidaridades.
Entender la multiplicidad permite entonces analizar cómo las identidades intersecciones con otras para producir estructuras complejas de dominación. Si la bisexualidad está comprendida como promiscuidad⁹, ¿como se combine ella con la “negreza” hypersexualizada? Todavía más la de las mujeres negras¹⁰.
Quisiera proponer algunas áreas de investigación que un punto de vista bi podría si no crear al menos extender.
Quisiera proponer algunas áreas de investigación que un punto de vista bi podría si no crear al menos extender.
Como identidad ambivalente¹¹, la bisexualidad podría invertir en estudios empíricos y comparativos de las dinámicas de poder en las situaciones de draga por todo el espectro sexual, así como la manera con la cual estas se ligan con las identidades sexuales percibidas. Ese análisis comparativo, a través del espectro sexual, podría ser aplicada sin duda a los espacios hetero/gais no mixtos así que, y quizás de manera más importante, a las comunidades “kink”.
Eso nos lleva a considerar también las investigaciones del concepto de “passing”, desarrollos interesantes de las etnografías digitales podrían ser extendidas mediante unas análisis bis del “passing” en los espacios digitales como los foros o las aplicaciones de citas, etc. La crítica de la sexualidad heteropatriarcal omitió desde hace mucho tiempo la crítica de la monosexualidad y de su función en el mantenimiento de las banalidades (de identidad sexuales como de género) que son al centro del sistema sexo/género¹².
Finalmente, este punto de vista puede contribuir al estudio de las identificaciones y desidentificaciones bis y quizás también ofrece respuestas a las preguntas siguientes: existe una cultura(s) bi aparte de no sentarse derecho¹³? Y si no, cuales son las condiciones que impiden la formación de tal (sub)cultura(s)?
En otros idiomas/Dans d’autres langues/In other languages:
Sugestión de lecturas sobre la bisexualidad:
Bi: Notes for a Bisexual Revolution, Shiri Eisner
Bi Any Other Name: Bisexual People Speak Out, Loraine Hutchins (Editor), Lani Ka’ahumanu (Editor)
Bisexual Politics: Theories, Queries, and Visions, Naomi Tucker (Editor)
Notas:
[1] Mi objetivo no es defender la importancia de la pederastia (pienso que no hay nada que defender) pero sólo apuntar inconsistencias.
[2] En referencia a How to do the History of Homosexuality, David Halperin, 2002
[3] Aquí estoy endeudado a las teorías de la doble/triple consciencia que desarrollaron teoristas negr@s y feministas. Sin embargo, no afirmo que la consciencia bisexual es análoga a la conciencia política de las mujeres negras, por ejemplo. Solo trabajo con sus herencias para conceptualizar lo que puede ser una consciencia bi en esfera de las identidades sexuales.
[4] Podemos volver a Marx, Weber o Lukacs, pero como a la vez una teoría constituida y una práctica política, solo surge del trabajo de autoconciencia de los movimientos negros, feministas y LGBTQ+ del fin de los anos 60. De hecho las principales teoristas feministas blancas de la teoría del punto de vista Hartsock, Harding y Haraway estuvieron en el mismo grupo de autoconciencia feminista. Ver tambien Patricia Hill Collins’ Black Feminist Thought (1990)
[5] Antes de identificarse como un hombre trans, Sam Bourcier se identificaba como una lesbiana butch.
[6] Sam Bourcier. Queer Zones, 2018, “Soeurs de sang: le rôle du SM dans le sexe à risque chez les lesbiennes d’Eressos”. En Frances: “Collecter des données sexographiques en ce qui concerne les comportements et les représentations sexuelles ne relève ni de l’observation ni d’une approche « objective ». Il ne s’agit pas d’observation parce qu’il est très difficile d’observer, au sens littéral du terme, des scènes ou des pratiques sexuelles. Et ceci est encore plus vrai en ce qui concerne les lesbiennes qui ne pratiquent guère le sexe en public (ou du moins très rarement) et qui ne fréquentent pas, à l’instar des gays ou des hommes et des femmes hétérosexuels, des lieux publics ou semi-publics à vocation sexuelle (les saunas, les bains, les sex-clubs ou les parcs). Si l’observation doit avoir quelque rapport avec le fait d’être objectif dans le sens classique du terme, c’est-à-dire le fait de promouvoir l’œil occidental rationnel — le fait de regarder plutôt que d’agir ou de s’engager dans une interaction — si observer veut dire objectifier (scientifiquement) un groupe ou un échantillon, je ne pense pas que cette approche soit utile pour mieux appréhender la sexualité lesbienne, c’est-à-dire des comportements sexuels mais aussi et peut-être surtout comment les lesbiennes pensent au sexe/pensent la sexualité.”
[7] Un nivel para cada uno de los géneros y de los tipos de (non)sexualidad disponible en las relaciones bi)
[8] Y obviamente también COMO une persone que no se conforma con las normas de género.
[9] Sobre la bisexualidad como promiscuidad, leer Shiri Eisner’s Bi: Notes for a Bisexeual Revolution, 2013
[10] Por un ejemplo de la intersection género-clase-raza-sexualidad, ver La Güera, Cherrie Moraga, 1979
[11] “Entre dos aguas” (“on the fence”) diría Maria Pramaggiore. Leer BIntroduction I: Epistemologies of the Fence, 1996
[12] Thinking Sex, Gayle Rubin, 1984
[13] Bisexual people can’t sit on chairs properly, says internet, Pink News. Claro que es una broma, pero me parece ser una preocupación legítima que preguntar la que podría constituir una cultura bi aparte de estereotipos.